Las guerras internas entre jugadores argentinos durante los tres días de la Copa Davis favorecieron la victoria española. Días después, ya sabemos que Nalbandian le reprochó a Del Potro el haber acudido a Shangai a jugar el Masters:
-Che gordo, para que fuiste a Shangai???
Parece ser que le espetó el otro gordo, Nalbandian, al joven Del Potro. Eso, minutos después de perder, inesperadamente, ante Feliciano, no animó a Del Potro a jugar el domingo contra Verdasco, así que pudo tirar de lesión en la uña del pie y del desgarro de tres milímetros en su abductor para dejarle el marrón al pobre Acasuso.
Vista la imposibilidad de gobernar esa nave y sin un lider que tire del carro, el capitán Mancini ha tenido que dimitir. Lógico. Ahora sabemos que no hubo modo de hacer comparecer a Nalbandian ante la prensa tras la derrota de dobles. Como si la culpa fuera solamente de Calleri, al que se pasó, todo el partido, Nalbandian diciéndole
-Che, gordo, a ver si metés una...
Tampoco ha ayudado nada al mal ambiente el que tres de los cuatro que perdieron ante España, ya habían perdido la final ante Rusia, hace dos años.
Viene esto a colación de que no me gustaría que los españoles nos quedásemos con la impresión de que la hinchada argentina fue maleducada, insultó, no se supo comportar... No es así. Era un juego, pero después nos aplaudieron a rabiar y han hecho autocrítica como nunca haría el equipo USA de Copa Davis con los pecho fríos Roddick y Blake.
La expresión pecho frío, argentina, la tengo ya incorporada a mi lenguaje. La uso para adjetivar a gente tibia, indolente, o, como decimos en Ador, que tiene horchata en las venas.
